La Catedral de Canterbury, situada en el condado de Kent, data del 597 d.C. y se reconoce por su grandeza, su estilo gótico perpendicular con altos puntiagudos, por su acentuación en las líneas verticales y por sus espectaculares vidrieras. Este edificio está considerado como una de las más antiguas y bien conservadas estructuras cristianas en Inglaterra.
Construcción de la Catedral de Canterbury
La primera catedral construida gracias a San Agustín fue destruida a causa de un incendio en el año 1067. Medio siglo después y a pesar de varios intentos de reconstrucción en vano, se construyó la Catedral de Canterbury tal y como la conocemos en la actualidad, gracias a la ayuda de los arquitectos Guillaume de Sens y William the Englishman.
La entrada principal de la Catedral fue construida en el pórtico suroeste entre 1424 y 1459 para conmemorar la victoria de Agincourt, una derrota francesa durante la Guerra de los Cien Años. Esta catedral es conocida también como una de las catedrales medievales más largas gracias a sus 60 metros de longitud de la nave principal. Además, nos encontramos ante una de las catedrales góticas más bonitas del mundo, ¿a qué esperas para visitarla?
Historia de la Catedral de Canterbury
La tumba más famosa en la Catedral es la de Eduardo, el Príncipe Negro, hijo mayor del Rey Eduardo III. Lo llamaban el Príncipe Negro ya que se comentaba que los franceses temían su valentía. El Príncipe Negro murió en 1376 sin llegar a reinar y podemos visitar su sepulcro con una esfinge yaciente con la armadura de cobre. Eduardo pidió ser enterrado en la Cripta pero, dada su importancia, su tumba fue puesta cerca del altar de Thomas Becket.
Al otro lado de la tumba del Príncipe Negro restan los cuerpos del Rey Enrique IV, el único monarca inglés que ha sido enterrado en Canterbury y de su esposa y Reina Consorte de Inglaterra, la Reina Juana de Nav
La Catedral como iglesia de peregrinación
Conocida como el foco de la religión cristiana, en esta catedral es donde padeció martirio durante el año 1170 el arzobispo Tomás Becket, primer Canciller y buen amigo del Rey Enrique III. Gracias a este hecho, este templo pasó a ser unos de los lugares más visitados por los peregrinos que iban de Londres a Winchester durante la Edad Media.
En el año 1988, la catedral fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto con la abadía de San Agustín y de la Iglesia de San Martín, ambas también situadas en Canterbury.